viernes, 3 de octubre de 2008

Bibiografía de Goya

Francisco de Goya
Artículo de la Enciclopedia Libre Universal en Español.
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Francisco de Goya.¹ (Cita atribuida o dedicatoria a su persona, si conoces alguna)

(Autor cita o dedicatoria)Francisco José de Goya y Lucientes


Fuendetodos (Zaragoza), 30 de marzo de 1746


Burdeos, 15 de abril de 1828


Pintor y grabador español.


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1. Retrato de Francisco de Goya (1826), por Vicente López y Portaña, forma parte del Proyecto Yorck.






Índice [ocultar]
1 Biografía
1.1 Madrid e Italia
1.2 Vuelta a España
1.3 Exilio en Burdeos
2 Obra
2.1 Los retratos y las pinturas de gabinete
2.2 Los grabados
2.3 Álbumes y caprichos
2.4 Las pinturas negras
3 Pinturas (en la enciclopedia)
4 Referencias


[escribe] Biografía
Goya nació en la pequeña localidad aragonesa de Fuendetodos (cerca de Zaragoza) el 30 de marzo de 1746. Su padre era pintor y dorador de retablos y su madre descendía de una familia de la pequeña nobleza de Aragón.

Marcado por la obra de Velázquez, habría de influir, a su vez, en Edouard Manet, Pablo Ruiz Picasso y gran parte de la pintura contemporánea.

Formado en un ambiente artístico rococó, evolucionó hacia un estilo personal y pintó cuadros que, como el famoso El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío (1814), (Museo del Prado, Madrid), se cuentan entre las grandes obras maestras de la historia del arte.

Poco se sabe de su niñez. Asistió a las Escuelas Pías de Zaragoza y comenzó su formación artística a los 14 años, edad a la que entró como aprendiz en el taller de José Luzán, pintor local competente aunque poco conocido, donde Goya pasó casi cuatro años. De Luzán aprenderá la técnica del dibujo y el sentido compositivo, aunque no deja huella en su arte.

[escribe] Madrid e Italia
En 1763 el joven artista viajó a Madrid con la esperanza de ganar una beca de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, ayuda que no conseguiría ni en esta ocasión ni en 1766, año en que lo intentó de nuevo.

En la capital de España trabó amistad con otro artista aragonés, Francisco Bayeu, pintor de la corte que trabajaba en el estilo académico introducido en España por el pintor alemán Antón Raphael Mengs.

A finales de 1769 Goya parte hacia Italia, donde permaneció aproximadamente hasta junio de 1771. Su actividad durante esa época es relativamente desconocida; se sabe que pasó algunos meses en Roma y visitó Venecia, Bolonia, Génova, Módena y Ferrara, entre otras ciudades.

En Italia aprenderá la técnica del fresco y admirará las grandes obras que guarda Roma. Aunque en estos momentos Roma ya no es el centro de la vanguardia artística, sino París. En mayo de 1771, se presentó a un concurso convocado por la Real Academia de Parma, en el que obtuvo una mención del jurado, con el cuadro, desaparecido, El paso de Aníbal a través de los Alpes.

[escribe] Vuelta a España
A su vuelta a España, se instaló en Zaragoza, donde realizó los frescos de la bóveda del coreto de la basílica de la Virgen del Pilar y las pinturas murales del oratorio del palacio de Sobradiel (1772). En el corte utiliza en ella tonalidades ocres y ciertas convenciones barrocas e italianizantes, sobre todo en el tema. Sin embargo, ya revela parte de su genio. Su pincelada es rápida, y dibuja con grandes manchas de color, abocetando las formas. Crea un juego de luces y sombras, y de líneas, que forman rasgos sintéticos y hasta expresionistas.

En 1774 se casa con Josefa Bayeu, hermana de Francisco Bayeu, el cual no sólo tuvo una enorme influencia en la formación temprana de Goya, sino que a él se debe que participara en un encargo importante, los frescos de la bóveda de la basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza (1772, 1780-1782), y que se instalara más tarde en la corte.

De 1774 son las pinturas al óleo sobre muro de la iglesia de la cartuja de Aula Dei, cerca de Zaragoza, que ya anticipan el estilo que desarrollará en los magníficos frescos de la ermita de San Antonio de la Florida en Madrid, en 1798. En esta última fecha comenzó a hacer grabados a partir de la obra de Velázquez que, junto con la de Rembrandt, sería su principal fuente de inspiración durante toda su vida.

En Madrid y entra en contacto con los liberales y los ilustrados de la época, como Jovellanos. Goya comienza a grabar obras de Velázquez. Por entonces los hombres más importantes de la pintura de la época estaban en Madrid, sobre todo Mengs, uno de los máximos representantes de neoclasicismo tanto por sus cuadros como por sus escritos.

Hacia enero de 1775 Goya se instaló definitivamente en Madrid en casa de su cuñado, Francisco Bayeu, y comenzó a trabajar para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Los cartones que realizó desde esa fecha hasta 1792 fueron muy apreciados por la visión fresca y amable que ofrecían de la vida cotidiana española. De esta época queda una gran producción, unos 45 cartones para tapices. A ellos debe gran parte de su fama inicial.

Sus cartones se caracterizan por un colorido brillante, los tipos sin gracia, sin drama, que parece que llevan máscaras, sin expresión, que ocultan una sutil crítica a la sociedad. Los tapices los compra la burguesía para decorar sus casas, por lo que los temas son intrascendentes y amables: el ocio de la burguesía. Con ellos, Goya se formó como pintor costumbrista. Con ellos revolucionó la industria del tapiz que, hasta ese momento, se había limitado a reproducir fielmente escenas del pintor flamenco del siglo XVII David Teniers. La mayor parte de ellos se conservan en el Museo del Prado, como El quitasol (1777), La gallina ciega (1787) y La boda (1791-1792).

En los cartones para tapices el paisaje comienza a ser protagonista, aunque es un paisaje humanizado: el paisaje de Madrid. Populismo y temas populares inundan sus cuadros como en La caza del jabalí, El pelele, La merienda, El baile a orillas del Manzanares, Majas y embozados, El cacharrero, La sombrilla, La vendimia y La gallina ciega, entre los cartones más célebres. No son cartones simples, tienen grandes dificultades técnicas para pasarlos a tapiz, por lo que algunos de ellos no se hicieron.

En 1780 ingresa, por fin, en la Academia de San Fernando. Su obra de ingreso es Cristo crucificado.

Entre 1780 y 1782, pintó en el Pilar de Zaragoza la bóveda Regina Martyrum, una extraordinaria obra en la que da rienda suelta a su genio pese a la censura de Bayeu y el disgusto de los miembros del cabildo.

En Madrid pinta los frescos de San Francisco el Grande.

En 1789 fue nombrado pintor de cámara por Carlos IV y en 1799 ascendió a primer pintor de cámara junto a Mariano Maella. Goya disfrutó de una posición privilegiada en la corte, hecho que determinó que el Museo del Prado de Madrid heredara una parte muy importante de sus obras, entre las que se incluyen los retratos oficiales y los cuadros de tema histórico. Estos últimos se basan en su experiencia personal durante la guerra de la Independencia española (1808-1814) y trascienden la representación patriótica y heroica para crear una salvaje denuncia de la crueldad humana.

Algunos de los retratos más hermosos que realizó de sus amigos, de personajes de la corte y de la nobleza datan de la década de 1780. Entre ellos se encuentran obras como Carlos III, cazador (1786-1788), Los duques de Osuna y sus hijos (1788), ambos en el Museo del Prado de Madrid, o el cuadro la Marquesa de Pontejos (c. 1786, Galería Nacional, Washington); en todos ellos emplea una paleta de colores muy luminosa y un estilo heredero de la pintura Velázquez.

En el invierno de 1792, durante una visita al sur de España, Goya contrajo una grave enfermedad que le dejó totalmente sordo y marcó un punto de inflexión en su expresión artística.

En 1796 realiza su segundo viaje por Andalucía, acompañando a la duquesa de Alba, a la que también retratará: Retrato de la duquesa de Alba. En este viaje hace, además, una serie de grabados que se recogen en varios álbumes.

Entre 1797 y 1799 dibujó y grabó al aguafuerte la primera de sus grandes series de grabados, Los caprichos, en los que, con profunda ironía, satiriza los defectos sociales y las supersticiones de la época.

Series posteriores, como Los desastres de la guerra (Fatales consecuencias de la sangrienta guerra en España con Bonaparte y otros caprichos enfáticos, 1810) y Los disparates (1820-1823), presentan comentarios aún más cáusticos sobre los males y locuras de la humanidad.

Los horrores de la guerra dejaron una profunda huella en Goya, que contempló personalmente las batallas entre soldados franceses y ciudadanos españoles durante los años de la ocupación napoleónica.

En 1814 realizó El 2 de mayo de 1808 en Madrid: la lucha con los mamelucos y El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío (ambos en el Museo del Prado). Estas pinturas reflejan el horror y el dramatismo de las brutales masacres que tuvieron lugar en Madrid durante la guerra a manos de grupos de soldados franceses y egipcios (mamelucos). Ambas están pintadas, como muchas de las últimas obras de Goya, con gruesas pinceladas de tonalidades oscuras matizadas por refinados toques de amarillo, ocre y carmín.

Al finalizar la guerra de la Independencia, Vicente López fue nombrado primer pintor de cámara de la corte y Goya quedó relegado por el estilo más decorativo y amable del pintor valenciano.

En 1817 viaja por tercera vez a Andalucía donde pinta para la catedral de Sevilla el cuadro de Santa Justa y Rufina.

El descenso en el número de encargos marcó su evolución a partir de entonces. De esa época son La última comunión de san José de Calasanz (1819),(iglesia de San Antón, Madrid), uno de sus principales cuadros religiosos, y la célebre serie de Pinturas negras (c. 1820, Museo del Prado), llamadas así más por su contenido que por su colorido.

Originalmente estaban pintadas al fresco en los muros de la casa que Goya poseía en las afueras de Madrid y fueron pasadas a lienzo en 1873.

Destacan, entre ellas, Saturno devorando a un hijo (c. 1821-1823) y Aquelarre, el gran cabrón (1821-1823). Con predominio de los tonos negros, marrones y grises, constituyen un amarga denuncia de los aspectos más oscuros del ser humano y demuestran que su temperamento era cada vez más sombrío.

Placa conmemorativa en la casa de Burdeos donde falleció el pintor, obra de Mariano Benlliure.Este comportamiento se agravó a raíz de la situación política de España durante la primera etapa del reinado absolutista de Fernando VII y el Trienio Liberal (1820-1823). En 1823 entran en España los Cien Mil Hijos de San Luis a restablecer el absolutismo monárquico. Con la excusa de ir a tomar unos baños en 1824, Goya se exilia en Francia.

[escribe] Exilio en Burdeos
En Burdeos trabajó la técnica, entonces casi desconocida, de la litografía, con la que realizó una serie de escenas taurinas consideradas entre las mejores de su género.

Aunque realizó una breve visita a Madrid en 1826, murió dos años más tarde en Burdeos, en la noche del 15 al 16 de abril de 1828. Un año antes había pintado La lechera de Burdeos (1927), (Museo del Prado), una obra clave en la historia de la pintura que anticipa el impresionismo.

Goya no dejó herederos artísticos inmediatos, pero su influencia fue crucial en los grabados y en la pintura de mediados del siglo XIX y en el arte del siglo XX.

[escribe] Obra
[escribe] Los retratos y las pinturas de gabinete
En 1783 traba amistad con el infante don Luis de Borbón, al que retrata. En estos retratos ya demuestra que es capaz de captar toda la profundidad psicológica del personaje. Son sus primeros retratos.

Goya está considerado como uno de los grandes retratistas de la historia del arte. En 1783 pinta el retrato de Floridablanca, con un aire velazqueño. Este retrato le servirá de presentación como pintor de cámara. Retrata a Carlos III cazador y a Carlos IV, a los duques de Osuna, al banquero Cabarús, etc. Su técnica es aparentemente sencilla, pero muy eficaz. En 1786 es nombrado pintor del rey.

La técnica de Goya ha llegado ya a gran altura. Domina todos los elementos precisos para lograr una obra de arte: seguridad, espontaneidad en el dibujo, equilibrio en una composición sencilla y bien proporcionada, luz intensa y colorido brillante sabiamente distribuido. Goya utiliza el color para conseguir una atmósfera eliminando los elementos inútiles que quitan valor al asunto principal.

Del año 1800 son también La condesa de Chinchón (colección particular), uno de los retratos más hermosos y delicados de la historia del arte, y La familia de Carlos IV (Museo del Prado), donde se muestra a la familia real con una sencillez y honestidad muy apartadas de la habitual idealización. La serie de retratos reales culmina con este cuadro en el que consigue un ambiente semejante a Las meninas de Velázquez.

En 1787 muere Carlos III y le sucede Carlos IV. Goya pintará sus retratos, y los últimos cartones. Pero desde 1793 comenzará a pintar cuadros sin necesidad de encargo, para sí mismo: las pinturas de gabinete.

En 1792 viaja a Andalucía y retrata a Sebastián Martínez. En este viaje cae enfermo y comienza a manifestarse su sordera. En 1793 regresa a Madrid y pinta algunos cuadros de gabinete, es decir, obras que proceden de su propia imaginación, al igual que los caprichos y las invenciones, y que no son de encargo. En estos cuadros es donde plasma sus reflexiones estéticas y su experiencia vital. Son cuadros de creación, que revelan una imaginación mortificada. Estos cuadros implican una concepción del artista totalmente contemporánea, tal y como hoy la conocemos. Entre estos cuadros están: El manicomio, la serie de corridas de toros, El entierro de la sardina, etc. Muestran un ambiente tenebroso, con pinceladas fuertes y visibles, hechas con varios instrumentos; además del pincel, la mano, la espátula, etc. Esta obra anuncia el expresionismo, y presentan un ambiente atormentado que contrasta con la serenidad neoclásica.

Pinta, también, las majas, La maja vestida y La maja desnuda, y numerosos retratos, en los que hace un estudio del cuerpo entero y el rostro. En los retratos se observa el tratamiento psicológico y del alma humana que hace Goya.

En 1808 comienza la guerra de la Independencia, que dejará una profunda huella en Goya, y le hará optar por un compromiso con la historia. Pinta el Dos de mayo o La carga de los mamelucos y el Tres de mayo o Los fusilamientos de la montaña del Príncipe Pío. En ellos plasma todo el horror de la guerra, y no la lucha del pueblo por la independencia.

Tras la restauración del absolutismo, con Fernando VII, Goya comenzará a tener problemas políticos, dado su compromiso con el liberalismo, aunque continúa trabajando en la Corte. En esta época realiza varios autorretratos.

[escribe] Los grabados
Los grabados son, probablemente, lo más genial de su obra, sobre todo por su libertad. No son hechos por encargo, sino que son una manifestación de Goya como artista. En ellos se refleja la sociedad y el tiempo en el que vive. En sus grabados hay tanto realismo, como imaginación, como populismo.

Los primeros grabados fueron de las obras de Velázquez, en los que aún no domina la técnica. Es una etapa de preparación en la que también realiza dieciocho grabados de Carlos III.

[escribe] Álbumes y caprichos
En 1796 realiza su segundo viaje por Andalucía, acompañando a la duquesa de Alba. En este viaje hace, además, una serie de grabados que se recogen en varios álbumes.

El álbum A o de Sanlúcar: son grabados realizados con pincel y tinta, su técnica es muy simple y sus composiciones muy sintéticas, en las que dominan las escenografías. Los temas son escenas populares.

Entre 1796 y 1797 realiza en Madrid el álbum B: dedicado al cortejo y los amores, las brujas, los aquelarres, las caricaturas, al mundo onírico y a la sátira de la superstición de su tiempo. En definitiva, a la invención y a los caprichos.

Los caprichos son creaciones íntimas en las que se censuran los errores y los vicios humanos. Creaciones de un nuevo universo de formas y un inédito lenguaje pictórico. Son pura invención, en los que se muestra la cara obscura del Siglo de las Luces.

En 1806 comienza a pintar los tipos de su tiempo, y realiza El bandido que atraca a un fraile. Lo trata en tres escenas. Nos muestra el atraco, la persecución del bandido y la captura. Estas tres viñetas anuncian el cómic moderno.

Entre 1810 y 1823 crea la serie de Los desastres de la guerra, unos grabados en que se plasman todas las miserias y brutalidades de los hombres en guerra, y la represión tras ella.

Los disparates es la última serie de grabados recogidos en un álbum. Los realiza entre 1815 y 1824. Se caracterizan por su difícil interpretación. Algunos de los grabados no tienen título, lo que le emparenta con las vanguardias del siglo XX.

En 1816 realizará un álbum dedicado a la tauromaquia. Tratan un tema lúdico, gracias al cual conocemos el arte de la tauromaquia de la época.

En 1822 realiza el Álbum diario que en realidad se trata de dibujos a lápiz. Muchos de ellos son apuntes para sus cuadros.

[escribe] Las pinturas negras
En 1819 Goya adquiere la quinta del Sordo y se traslada allí a vivir. Su enfermedad se agrava y su paleta se obscurece. En la quinta del Sordo realiza una serie de pinturas murales hechas para él mismo. Son pinturas que anuncian el expresionismo. Se caracterizan por la deformidad y las escenas terribles.

Quizá sea en estas pinturas donde el genio de Goya se exprese con mayor libertad. Es ya un pintor que domina totalmente el lenguaje y que ha tenido una vida turbulenta. En la quinta del Sordo pintó: La Leocadia, El Gran Cabrón, Dos viejos comiendo, Duelo a garrotazos, Saturno devorando a sus hijos y El perro, un sorprendente cuadro casi abstracto.

Goya ha sido uno de los más grandes genios de la pintura universal, en el que se dan cita gran parte de las tendencias pictóricas que se desarrollan en el siglo XX. Hoy en día se duda de la autoría del Coloso, y en general de todas las pinturas negras de la Quinta del Sordo, así como de La lechera de Burdeos.

[escribe] Pinturas (en la enciclopedia)
Algunas fotografías de sus pinturas más famosas que se encuentran en el Museo del Prado.

El paseo por Andalucía (1777)
La cometa (1778)
Riña en el Mesón del Gallo (1777)
El ciego de la guitarra (1788)

La nevada (1786)
La vendimia (1786-87)
Cazador junto a una fuente (1786-87)
La gallina ciega (1788)

Retrato de Carlos IV (1789)

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